

El muelle sigue vacío, ¿resistirán las tablas la llegada del navegante?
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El reflejo no recoge todo, ¿dónde empieza y dónde termina? Juntos crean un nuevo espacio, irreal, maleable…
En Sintra (Portugal) bajo la nieblas de un mes de octubre entre la vegetación húmeda del bosque, el CONVENTO DOS CAPUCHOS, austero, extraño, celdas con puertas de medio metro.
Hoy nos queda una tenue luz en la oscuridad sobre aquel 1560 en el que un grupo de franciscanos eligió éste lugar.
Nunca duro una rosa treinta años…. Menos ésta!
Se levanto un momento, luego… regresaría a seguir mirando, con la esperanza de ver el navío de Ulises pasar
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